«A nosotros nos mandan muchos deberes», dice Andrea de 9 años, soplando y quejándose…
En la actualidad nuestros escolares trabajan en la escuela dirigidos por el maestro; y en casa dirigidos por los padres y madres. Es frecuente la queja de que tienen demasiadas tareas para hacer desde que salen del colegio hasta que se van a dormir. Además, las tareas extraescolares como el fútbol, el hockey, la guitarra, la pintura o el inglés, llenan esas horas.
«Se aprende mucho haciendo deberes» continúa Andrea. «a mi no me gustan nada», afirma Joaquín. «Pues a mi me los hace mi madre», asegura Paula con desparpajo.
En cualquier caso, debemos saber que no podemos copar a los niños y niñas con unas tareas excesivamente largas y costosas. Los niños deben aprender y deben divertirse. Y los padres deberíamos reservar un espacio para que disfrutemos de ellos.
Los profesores, más bien, el sistema educativo y los responsables educativos de los colegios, deben moderar la cantidad de las tareas; y no utilizarlas nunca como castigo; como situación aversiva para que aprendan. Nadie aprende sólo por el castigo; sino que se consigue evitar la situación castigada. Para conseguir que un aluno aprenda, debemos reforzarla, animarle, premiarle y disfrutar con él. El refuerzo natural es nuestro gran aliado.