La crisis, las deudas, el paro, el super-iva, los super-impuestos, los políticos corruptos, … son escenarios que pueden favorecernos sentimientos de descontento en el mejor de los casos, y de desesperación en el peor.
Se está notando un incremento de las consultas de psicología en relación a este tema (a la gente le preocupa), a la vez que se nota el decremento de personas que acuden al psicólogo por razones puramente económicas.
Entonces, ¿qué podemos hacer?. Esa el la clave: hacer. No podemos quedarnos sentados lamentándo nuestra mala suerte, sufriendo en silencio las injusticias que realizan algunos bancos y llorando porque la estructura social, política y mundial es insostenible a largo plazo.
Pongámonos en marcha. Para abandonar esos sentimientos incómodos, vamos a hacer: hablar con amogos y compartir ideas, proyectos e iniciativas, salir a la calle a protestar por lo que no nos parece justo, pedir un cambio a quien corresponda, firmar peticiones en la red, crear un blog de protesta, asociarse, organizarse,… pero sobre todo «hacer».
Pero cuidado, disfrutando de las acciones, no poniendo quiméricas perspectivas en nuestro horizonte porque, recordemos: lo importante no es llegar, sino caminar.