«Mi hijo no quiere verme; mi ex me odia y está consiguiendo que él me odie también… Ya no quiere verme». Esta frase podemos ponerla en boca de muchos padres o madres que ven cómo el otro progenitor va haciendo un «lavado de cerebro» al hijo o hija: «Mamá buena; Papá malo»
Hay quienes creen ver un síndrome en esta situación. No es tan importante catalogarlo, clasificarlo y medirlo, como evaluar el daño emocional y proponer soluciones.
En ocasiones las profesiones sanitarias tienen sus defectos, y los psicólogos no nos libramos de algunos de ellos: clasificar y diagnosticar más que ayudar.
Centrémonos en el caso concreto, en las actitudes, los sentimientos, las conductas,… y propongamos caminos de comunicación efectiva; aparcando nuestras emociones «de adultos».
Tenemos un menor delante nuestro, que no es ni culpable ni responsable de nada. Tratemos los temas de adultos en foros de adultos; como si lo fuéramos…