Algunos hacemos propósitos el 1 de enero, otros el 1 de agosto y muchos estudiantes el 9 de septiembre… Coincide con el comienzo de nuestro «año mental». Es un momento en el que tomamos decisiones, percibimos lo vivido como pasado; y enfocamos hacia nuestros actos futuros.
–¿Y cuándo es el mío?, ¿cuándo comienza mi «año mental»?
Cada uno deberá analizar, reflexionar en que momento se dice a sí mismo: «he vivido esto, he estado haciendo esto otro; y a partir de ahora lo que quiero es…»
Estos momentos de revisión y de nuevos proyectos suelen ser cíclicos pero no tienen por qué coincidir con un año cronológico. En ocasiones las personas miramos atrás y decidimos proyectos en ciclos más amplios de dos años o más tiempo. Puede también coincidir con períodos de trabajo, relaciones personales, pérdidas de seres queridos, aparición de nuevas personas en tu vida, etc.
Lo importante es ser consciente de que todos tenemos esos ciclos, dejarlos estar y aprovecharlos. Luchar contra las emociones es una tarea estéril; pero producir nuevos proyectos que a su vez provoquen nuevas emociones, es una aventura mágica.