La realidad supera la ficción. Hace casi más de veinte años, una adolescente con necesidad de ser escuchada, entendida y orientada sobre qué hacer después de vivir una vida realmente dolorosa, contacta conmigo. Mediante una psicoterapia ciertamente algo sui géneris pero basada en la escucha, la empatía, el acompañamiento, la asertividad, los principios de la psicología del aprendizaje y otras evidencias; y sustentada en la firme creencia de que ella podía encontrar las herramientas y las maneras de salir con creatividad, esfuerzo y tesón de las situaciones que le agobiaban, pudo por fin respirar, rehacer, construir, decir que no y mirar atrás con tranquilidad.
Nuestros caminos se separaron. Hice mi trabajo. Ella hizo el suyo.
Más de veinte años después, tras encontrar en las RR.SS. la presentación de mi novela «En Manos de Ana» (Entrelineas Editores 2018) y saber que yo estaría a esa hora en ese puesto de la feria de Madrid… allí acudió, a que le firmara el ejemplar que compró por internet. Y tras tanto tiempo, volvimos a encontrarnos durante unos instantes. La foto da fe. Ambos compartimos la certeza de que ella abandonó un camino incierto, como los personajes que acuden a la consulta de la protagonista de la novela y los que lo hacen en la realidad; con necesidad de ser orientados, de explicar lo que les pasa y poner en práctica nuevas maneras, nuevos enfoques para que su vida comience a cobrar sentido.
Estoy muy orgulloso se haber elegido esta profesión; y de poder contribuir con mi modesto granito de arena a que algunas personas como ella puedan ver la luz al final del túnel y respirar tranquilas poco a poco.
Gracias por encontrar personas como tú en el camino.