Todas las entradas de: Luis De la Herrán

Luis de la Herrán es Psicólogo Clínico en el Centro Delta desde 1997 y como Mediador para la convivencia en equipos de trabajo. Es autor de publicaciones y colaborador en medios de comunicación. Ver más

Veintitantos años después…

La realidad supera la ficción. Hace casi más de veinte años, una adolescente con necesidad de ser escuchada, entendida y orientada sobre qué hacer después de vivir una vida realmente dolorosa, contacta conmigo. Mediante una psicoterapia ciertamente algo sui géneris pero basada en la escucha, la empatía, el acompañamiento, la asertividad, los principios de la psicología del aprendizaje y otras evidencias; y sustentada en la firme creencia de que ella podía encontrar las herramientas y las maneras de salir con creatividad, esfuerzo y tesón de las situaciones que le agobiaban, pudo por fin respirar, rehacer, construir, decir que no y mirar atrás con tranquilidad.

Nuestros caminos se separaron. Hice mi trabajo. Ella hizo el suyo.

Más de veinte años después, tras encontrar en las RR.SS. la presentación de mi novela «En Manos de Ana» (Entrelineas Editores 2018) y saber que yo estaría a esa hora en ese puesto de la feria de Madrid… allí acudió, a que le firmara el ejemplar que compró por internet. Y tras tanto tiempo, volvimos a encontrarnos durante unos instantes. La foto da fe. Ambos compartimos la certeza de que ella abandonó un camino incierto, como los personajes que acuden a la consulta de la protagonista de la novela y los que lo hacen en la realidad; con necesidad de ser orientados, de explicar lo que les pasa y poner en práctica nuevas maneras, nuevos enfoques para que su vida comience a cobrar sentido.

Estoy muy orgulloso se haber elegido esta profesión; y de poder contribuir con mi modesto granito de arena a que algunas personas como ella puedan ver la luz al final del túnel y respirar tranquilas poco a poco.

Gracias por encontrar personas como tú en el camino.

La doble cara de la impotencia…

…corta por los dos lados.

Las emociones motivan nuestro cambio de comportamiento. Los sentimientos son palancas de cambio, que con una intensidad determinada, favorecen que nuestras actuaciones se muestren de manera diferente frente a los demás y frente a nosotros mismos. Pasar de un estado triste a un estado más animado es movido en última instancia por las emociones. Nosotros mismos somos nuestra propia fábrica de emociones, a veces no sabemos muy bien cómo, pero las experimentamos de todas clases e intensidades. En otras ocasiones las negamos, o no sabemos qué nombre ponerlas.

Hasta aquí bien, es el fascinante y complejo mundo de la conducta humana. Hoy quiero explicar que la emoción impotencia, cuando la incapacidad nos desborda y hasta nos paraliza, es capaz de mover nuestro comportamiento y conseguir que hagamos cosas distintas.

«Me siento impotente porque no puedo manejar lo que otros piensen de mí. Mi vida está acabada, no hay salida; no puede haberla. La vergüenza más profunda me inunda. Todos han visto lo más íntimo de mí. Todos me juzgan. Todos se ríen de mí. Nunca nada va a ser igual. No puedo vivir así», me imagino con dolor.

Por los medios hemos sabido de esta tristísima historia, cuyo episodio actual se escribe con el suicidio de una de sus protagonistas.

Pero la impotencia también tiene otro lado, el nuestro. La emoción que sentimos como espectadores tiene un umbral mínimo absoluto tan alto… necesitamos tanta emoción para provocar un ápice de sentimiento… Sólo una vaca mirando a un tren. ¿Cuándo comenzamos a sentir impotencia?, ¿cuándo comenzamos a percibir la necesidad insatisfecha de querer cambiar las cosas?, ¿de que esa muerte no se hubiera producido? Creo que dicho umbral, dicha marca a partir de la cual sentimos, la hemos elevado bastante. Un muerto, dos muertos,… con tres muertos reaccionamos; con menos de tres no. Pero si tienen rostros como el mío, quizá con una muerte valga.

¿Y el motivo de esto?, ¿podemos los psicólogos explicarlo? Sí. Entendemos que por encima de la solidaridad, o mejor dicho, antes que la solidaridad está nuestra propia superviviencia. No la confundamos con el egoísmo, que es querer mi beneficio en aras de tu perjuicio. Pensar y actuar en nuestro propio bienestar, tiene prioridad con respecto al bienestar del vecino. Debemos subsistir como especie, pero primero como organismo autónomo.

Seguirá pasando. Que sólo ante un impacto grande, sólo cuando sobrepasemos ese umbral ya tan altamente colocado, comenzaremos a debatir en las redes sociales la conveniencia o no de controlar los perros peligrosos, las vallas en Melilla, los desahucios en los pisos o el reenvío de vídeos privados. Sólo cuando la noticia salta a la palestra con la suficiente intensidad es cuando reaccionamos. ¿No nos gusta esto? No. Da igual. Esa no es la cuestión. Lo que importa es si podemos dar otra explicación. ¿Los psicólogos no tenéis otra cosa con la que contemplemos a nuestra especie con esperanza? ¿Esto es todo? No.

La complicada conducta del ser humano también se rige por su voluntad, por su decisión, por su volición; lo que nos hace diferentes a otras formas de vida, sin duda. Y a esa voluntad, si algo la caracteriza es que es libre-para, libre-de decidir un beneficio o un perjuicio individual o grupal.

Corta por los dos lados; por uno más que por otro. Eljamos, por tanto, desde las emociones, pero con la cabeza. Podemos hacerlo.

Juego peligroso

Sorprendentemente volvemos a hablar de un «juego» que no tiene ni pizca de gracia. Entendemos que es algo muy poco habitual, pero queremos dar unas pautas claras para que las familias que se encuentren con que sus hijos lo juegan; puedan orientarles.


http://www.telemadrid.es/programas/telenoticias-1/Alerta-colegio-Bilbao-abecedario-Diablo-2-2122307789–20190516032936.html

¿Te divierte ese juego?, ¿eres capaz de decir que no cuando algo no te gusta?, ¿sientes la necesidad de ser aceptado por el grupo y eso hace que hagas «lo que sea»?

Ante todo esto, dejemos los móviles (los de los adultos, digo), y escuchemos a nuestros hijos e hijas, pongámonos a su lado para que cosas como estas no pasen.

«El cambio en terapia es a través de las emociones»

Este mes de marzo seguimos promocionando la novela «En Manos de Ana» (Editorial Entrelíneas, 2018). Esta vez mediante una entrevista en el periódico Bilbao, realizada por el periodista y escritor Alex Oviedo.

Ana, una psicóloga de profesión, va encontrando el sentido a su vida en parte a través de lo que sus clientes le enseñan. Sus avances en el conocimiento de su propia identidad son duros pero a la vez reconfortantes. El relato escrito en primera persona del femenino, pretende bucear en el universo de las emociones y descubrir recovecos que su protagonista jamás se esperó encontrar.

De venta en la Librería El Escondite (C/ Dr. Areliza, 29, Bilbao) y en la web www.eraseunavez.org

Presentación de la novela «En Manos de Ana», Cadena Ser.

El pasado lunes día 21 de enero tuve el placer de presentar mi cuarta publicación y primera novela «En manos de Ana» en los micrófonos de la Cadena Ser, junto a Azul Tejerina. Hablamos de lo que hacemos los profesionales de la psicología en nuestras consultas, de la ansiedad, del estrés, de los adolescentes,… y presentamos esta novela de más de 400 páginas dedicada a todas aquellas personas que confían en los profesionales de la psicología día tras día. Puedes oír nuestra charla pinchando en el enlace.

Novela «En manos de Ana», de Luis de la Herrán

Ya está a la venta la novela «En Manos de Ana», de Luis de la Herrán, psicólogo con más de veinte años de experiencia y coordinador del Centro Delta Psicología de Bilbao.

En su cuarta publicación y primera del género novela, nos bucea en los entresijos de la profesión y nos enseña cómo la vocación por la profesión y el amor pueden ser un motor de cambio en las personas.

Publicada por Entre líneas editores (2018), nos relata la historia de Ana, una psicóloga cuya historia personal de fracasos y aciertos se va fundiendo con una veintena de personajes que acuden a su consulta y cuyas historias le aportan claridad en su vida.

El lector estudiante de psicología encontrará en sus 416 páginas relatados con ejemplos verídicos cómo aplicar diferentes técnicas con evidencia empírica que utilizamos los profesionales de la psicología.

El lector interesado por la psicología de las personas encontrará claves de autoayuda que podrá aplicar a su vida cotidiana.

Es un placer para mí, contar con el beneplácito en la contraportada de Francisco Santolaya, Presidente del Consejo General de Colegios de Psicología de España, y con Jorge Barraca, destacado profesional de la psicología en España por sus aportaciones al avance científico de la profesión, sus publicaciones y su actividad formativa en España y latino américa.

PRESENTACIÓN: MARTES 11/12/18 A LAS 12:00h EN EL COLEGIO OFICIAL DE PSICOLOGÍA DE BIZKAIA, C/ Rodríguez arias, 5 – 2º

De venta en la web de la editorial y en la Librería El Escondite, en Bilbao.

Aprender: equivocarse y acertar

Nuevo curso, nuevas intenciones, nuevos propósitos,… parece que como los eneros, los septiembres nos traen una inyección de motivación generadora de ganas de cumplir nuevos planes, llegar a otras metas.

¿Pero qué nos pasa cuando en el camino fracasamos?, ¿o no llegamos a las «metas volantes» que nos habíamos planteado? Es posible que la decepción, el cansancio y hasta la desidia nos invadan. Pero debemos saber que el camino del aprendizaje tiene baches. No está asfaltado como una autopista; más bien es como una pista forestal.

Equivocarse, frustrarse e incluso desesperarse son emociones válidas y hasta necesarias en la marcha que persigue nuestros sueños.

Luchemos, sigamos, sudemos más; hasta que las metas estén más cerca. Seamos plenamente conscientes que las metas no nos darán la felicidad, sino que la felicidad está en los momentos, en los días, en las semanas en las que perseguimos dichos objetivos.

¿Cuál es tu objetivo?, ¿cuáles son tus dificultades?, ¿cuáles tus fortalezas?

Renovarse y evolucionar

En ocasiones llegan momentos vitales, fin de ciclo, que nos indican que hemos de pasar página. Son puntos de inflexión en nuestras vidas, acompañados por personas que nos exhortan, nos interpelan a que demos un paso, un paso hacia adelante.

A veces sin darnos cuenta, recibimos un golpecito en el hombro para que hagamos dos cosas: mirarnos y pasar página. ¿No te ha pasado alguna vez? Suele coincidir con cierres de ciclos circanuales (ciclos vitales que duran un año aproximadamente), pero no tiene por qué.

Renovarse significa tirar lo viejo en el sentido de gastado, usado e inservible. Renovarse es acercarse a lo nuevo refiriéndonos a nuevos proyectos, ideas, lanzarse a probar lo nuevo, ¿por qué no?

En Centro Delta Psicología hemos notado un golpecito de esos, hemos aprovechado este mes de junio y hemos renovado el local para darte un servicio más cómodo y acogedor.

El valor del perdón

«Perdona, lo siento, es verdad, me he equivocado»

Expresiones como esta nos sitúan en los inicios de la reconciliación y del reencuentro, del acercamiento. ¿Por qué?

La dinámica del conflicto lleva automáticamente al fortalecimiento de las posiciones propias frente a las ajenas. Sentirnos en conflicto con alguien hace que afiancemos de serie nuestros pareceres, nuestros razonamientos y nuestros intereses frente a la persona que tenemos frente a frente.

No pocas ocasiones sentimos la certeza de que sólo con un gesto del otro, con un movimiento lógico, necesario y hasta fácil , podrá comenzar a destensarse el conflicto. Nuestro automatismo nos lleva a situar la clave de la desfiguración del conflicto en el paso que la otra persona debe dar, lo que él debe hacer; siempre mucho más significativo que cualquier paso que podamos dar nosotros.

El perdón tiene la cualidad de no ser un movimiento tan aparentemente «innato». Parece contra natura, pero me resisto a calificarlo definitivamente así. Nos sitúa como agentes individuales del cambio, sólo nosotros soportamos el paso que damos, por nuestra cuenta, sin esperar nada a cambio. Nos movemos para que todo se mueva; pero desde nuestra propia iniciativa, sin esperar nada a cambio. Éste es el arranque genuino del perdón: el movimiento propio, voluntario e intencionado para destensar un conflicto.

Después viene la reacción del otro, vienen sus mensajes, sus sentimientos, que escucharemos como parte de un nuevo camino que comenzamos hoy a andar.

El perdón es un acto de generosidad hacia la situación conflictiva, que busca destensarla; sin ninguna contraprestación.

Sólo avanza, avanza solo. Y luego espera, mira, observa.

Ojalá veamos más pasos de perdón.

Día 20 de abril, Día del Perdón.

Gafas de lejos: mujeres por la igualdad.

Recorro metro a metro la Gran Vía de Bilbao y a cada paso un lazo morado, una prenda negra,… y una sonrisa. Una niña haciéndose un selfie con quien parece su madre, mujeres mayores con lazos morados charlando sobre la necesidad de equiparar las condiciones entre hombres y mujeres. Adolescentes en grupo, cómo no, buscando colocarse en el punto exacto entre la vergüenza y la protesta. Abogadas, periodistas, amas de casa, trabajadoras,… todas ellas agrupadas, sentadas, en pie, marchando por la igualdad. Pocos hombres, casi testimonial. Alguien corre el bulo de que «no es una manifestación mixta, a los hombres no nos dejan», literal.

Pero miremos más allá. Miremos lejos. Acerquémonos a las mujeres que piden igualdad, acerquémonos los hombres que pedimos lo mismo. Me sumo. Quiero igualdad. Quiero fraternidad, entendimiento y acercamiento entre diferentes. Eso nos da la fuerza como grupo, como sociedad. Pongámonos las gafas de lejos, no las de cerca, y miremos hacia el horizonte, ese destino donde plantamos árboles para que nuestros hijos e hijas, nuestras hijas e hijos puedan cobijarse de las tormentas que vendrán. En igualdad, hombro con hombro. Juntos. Pasemos por encima de las exclusiones e imaginemos un futuro posible, hoy, en el que las personas seamos, por encima de nuestra identidad de género, personas.