Archivo de la categoría: artículos de opinión

El estrés «bueno» y el estrés «malo»

¡Tanto nos gusta a los humanos simplificar nuestras calificaciones (quizá por economía mental) que tendemos a hacer clasificaciones dicotómicas. Pues vamos a ello.

La reacción del cuerpo ante una demanda que no podemos satisfacer y su consecuente «ruptura» bio y fisiológica; es decir, el estrés, podemos clasificarlo como  bueno o malo.

A los psicólogos, y a mi especialmente, no nos suele gustar utilizar esas expresiones, porque implican moral y valores. Los psicólogos no deberíamos entrar ahí. Pero sí en los efectos de nuestros comportamientos y emociones en nuestro cuerpo.

El estrés «bueno» o EUSTRÉS es el que «nos pone las pilas». Cuando voy a la oficina, me gusta que haya asuntos que resolver, me encanta cuando a base de hablar con uno y otro van saliendo las cosas… un día sin hacer nada es un día la mar de agobiante…

El estrés «malo» o DISTRÉS, es el que nos afecta y nos perjudica. Nuestro cuerpo responde, automáticamente con indicadores de «ruptura fisiológica y biológica». Me dijeron un viernes que el proyecto es para una semana. Imposible, deberé quedarme hasta tarde, cancelar mis citas personales… no llego, fijo que no llego y además sale un churro… ¡asco de trabajo!… Llevo dos dias sin pegar ojo, me duele la cabeza, pierdo el apetito,…

¿Y qué hago ahora con este descontento?

La crisis, las deudas, el paro, el super-iva, los super-impuestos, los políticos corruptos, … son escenarios que pueden favorecernos sentimientos de descontento en el mejor de los casos, y de desesperación en el peor.

Se está notando un incremento de las consultas de psicología en relación a este tema (a la gente le preocupa), a la vez que se nota el decremento de personas que acuden al psicólogo por razones puramente económicas.

Entonces, ¿qué podemos hacer?. Esa el la clave: hacer. No podemos quedarnos sentados lamentándo nuestra mala suerte, sufriendo en silencio las injusticias que realizan algunos bancos y llorando porque la estructura social, política y mundial es insostenible a largo plazo.

Pongámonos en marcha. Para abandonar esos sentimientos incómodos, vamos a hacer: hablar con amogos y compartir ideas, proyectos e iniciativas, salir a la calle a protestar por lo que no nos parece justo, pedir un cambio a quien corresponda, firmar peticiones en la red, crear un blog de protesta, asociarse, organizarse,… pero sobre todo «hacer».

Pero cuidado, disfrutando de las acciones, no poniendo quiméricas perspectivas en nuestro horizonte porque, recordemos: lo importante no es llegar, sino caminar.

Cáncer, ¿la enfermedad de moda?

Desgraciadamente todos conocemos a alguien que padece o ha padecido esta enfermedad. El cáncer no es que esté de moda, pero muchas veces sesgamos nuestra percepción y nos parece que «últimamente a mucha gente se la diagnostica esta terrible enfermedad».

Cuando nos anuncian la noticia los primeros pensamientos son: “no somos nadie”, “la vida es injusta”, “con la vida tan sana que lleva…”, “¿por qué a él o a ella?”,”¿se podría haber evitado?”, etc. No encontramos una respuesta que nos satisfaga lo suficiente, no una razonable que provoque en nosotros cierto alivio y cada uno afronta la noticia como puede o sabe.

cáncer

Los estilos de afrontamiento, olvidar, negar o evitar…, pueden venir influenciados por cómo hemos sido informados, por los conocimientos que tenemos sobre los tratamientos oncológicos, por las experiencias anteriores similares propias o ajenas… Por ello debemos tener en cuenta estos factores e informarnos adecuadamente de cuál es el diagnóstico, cuál el pronóstico junto con los pasos a seguir. Esto reducirá incertidumbre y como consecuencia estrés y malestar.

No olvidarnos que podemos hacer mucho más de lo que pensamos. Los amigos/as, familiares o conocidos podemos desarrollar muchas funciones; entre ellas maximizar la calidad de vida de estos, usar el tiempo disponible tan activa y recompensablemente como se pueda, motivar, escuchar y aceptar las emociones que sienten tanto negativas como positivas…

“Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.”
Samuel Johnson (1709-1784)

Desde el Centro Delta de Bilbao, en ocasiones nos consultan personas que perciben su miedo y su tristeza disparadas a cuenta de esta enfermedad. Si lo deseas estamos para atenderte en el 944241960 y en el mail info@centrodelta.com

Estilos conciliador y cooperativo en el trabajo vs. estilo distributivo

La actitud que tomemos en nuestro equipo de trabajo a la hora de relacionarnos, es fundamental para lograr una buena «convivencia laboral». El estilo conciliador es «la capacidad de tender puentes, arrastrar, comprometer (…) manifestar el honesto interés de los otros (…) compartir información, escuchar, resumir» (De Diego y Vallejo, 2006) y el estilo cooperativo es el que pretende llegar a puntos de satisfacción mutua.

No confundamos la cooperación, con el estilo distributivo en el que dividimos por la mitad el trabajo, repartimos funciones equitativamente, al 50%,… pero no encontramos satisfacción completa en esta estrategia…

Los acuerdos que se sustentan en una igualdad de «fastidios y de privilegios» no suelen sustentarse en el tiempo. Se acaban rompiendo.

Busquemos los puntos en común, los intereses soterrados en nuestros comentarios, y lleguemos a escenarios que de veras nos satisfagan…

Más info en www.zubika.es

La vuelta al cole: empiezan las clases.

Se acabaron las vacaciones. La vuelta al cole. Millones de escolares empiezan las clases estos días, después de casi tres meses, para alivio de algunos padres que hacen malabares para conciliar trabajo y familia, y tristeza para otros.

La vuelta al cole

Se cambian la playa, pueblo, piscina, helados… por libros, aula, patio de recreo, comedor. Como a los adultos, no a todos los niños/as, en general ansiosos por reencontrase con sus amigos, les apetece comenzar la escuela, de ahí que muchos necesiten un período de adaptación progresivo a la rutina diaria. Ir cambiando hábitos, vestuario, comidas, horarios poco a poco es lo más recomendable.

La tensión del primer día de escuela es casi inevitable tanto para padres como para hijos, por ello tomárselo con calma e ir bien preparados en cuanto al material, horarios de salida, transporte escolar, etc. puede ser una buena solución.

La vuelta al cole en estos días

Estos primeros días no debemos exagerar el llamado «período de adaptación», y estar hasta un mes entero yendo con cuentagotas a las clases «para que la niña no se traumatice», pero también debemos evitar que para el niño en cuestión sean un trago amargo y repentino.

Hacer un viaje o dos previamente en autobús, si antes no ha montado nunca y deberá cogerlo, puede ser una buena idea para que la entrada no sea demasiado dura.

Y por último hemos de saber que no podemos ni debemos evitar los malestares inherentes a la vida en nuestros hijos; flaco favor les haremos de cara a que aprendan a gestionar su frustración y aburrimiento.

Estos y otras temas solemos tratar en las consultas de Centro Delta Psicología. Si quieres, te daremos una primera cita en el 944241960 o en el mail info@centrodelta.com

La familia en verano, ¿una bomba o un bombón?

Existen momentos en el año en los que parece que ciertas ideas irracionales arraigadas en nuestra sociedad además de ciertas emociones que conviven con nosotros tocan a nuestra puerta. Son los familiares a los que vemos «de pascuas a ramos».

¿Qué nos incita a reunirnos con ellos?, ¿quizá es la rutina del «ya toca ver a la tía Engracia…»?, ¿o quizá es el cariño de querer acercarnos a aquellos que por nuestros hábitos laborales y familiares directos no podemos ver más que en fechas señaladas como en las vacaciones de verano?. ¿Ta vez por compromiso social, «obligados» por terceras personas, debemos volver a probar el bacalao del tío Tomás… otra vez…?

Deberíamos ser fieles a nosotros mismos y a ellos, y conocer los motivos que nos incitan a tales reuniones y encuentros. Y luego tomar una decisión. Aclarar los motivos que nos lleva a reunirnos con personas a las que no vemos en meses y disfrutar, en la medida de lo posible de estos contactos sociales.

De todas las relaciones personales pueden sacarse elementos enriquecedores y positivos para nuestra vida personal; incluso de las más agrias. Veamos, a veces a largo plazo, lo que nos aportó aquella persona, aquella situación en la que quizá estuve incómoda,…

…Y sobre todo…, pasémonos al postre si nos tienen pescaDo con el bacalaDo…

¡Buen verano!

ACTITUDES ANTE LA MUERTE Y EL DUELO

La muerte y el duelo. Sólo hay un momento en la vida, en la que no hay vuelta atrás, la muerte. Esa palabra que tanto asusta y a la que tanto se teme. Algunos lo llevan más presente, otros en cambio sólo se acuerdan cuando les llega la mala noticia, entonces, sienten malestar, acordándose de la familia y los seres queridos que deja. En caso de allegado afectivo, se recuerdan todas las características positivas, habilidades, momentos buenos y agradables de la persona, y se deja en el tintero lo negativo.

La muerte

Mientras la persona afectada siente incredulidad, insensibilidad, enojo, rabia, resentimiento, tristeza, miedo, angustia, culpa, reproches, soledad, ambivalencia o incluso alivio, los amigos de la familia o “conocidos” buscan la frase mágica para que todo lo anterior no se de, o suponga un alivio.

La muerte: ¿remedios mágicos?

No hay fórmulas magistrales pero no se debe caer en consuelos fáciles y frases hechas: “le acompaño en el sentimiento”, “ya está descansando”, o “es ley de vida”. En su lugar, resulta mucho más útil la comunicación no verbal, esto es, un abrazo, una mirada, un gesto… Lo importante es conocer a quién se pretende “aliviar” para adoptar la mejor actitud.

Puedes llorar porque se ha ido o sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.

Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que a él o a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

Poema Popular Escocés

Desde el Centro Delta Psicología de Bilbao, podemos ayudar a que entiendas estas situaciones y puedas, con tiempo, ir construyendo una nueva experiencia vital que tenga cierto sentido. Estamos para escucharte en el 944241960 y en el mail info@centrodelta.com

¿Tapamos o sacamos?

Cuando sentimos que nos vamos a enfrentar a alguien… ¿miramos para otro lado (por la paz un avemaría) o destapamos la caja de Pandora? La propia naturaleza del conflicto, las personas y el momento, nos van a dar la pista.

Como norma general mi opinión es que en mejor enfrentarlo, sacarlo, destaparlo,… pero existen contextos, situaciones, personas, tiempos,… que nos exigen prudencia, freno, posponer,… para poder resolver más adelante… o nunca.

Cada persona sabe hasta dónde puede llegar con la otra persona; o si de verdad le merece la pena destapar el conflicto… la pregunta que debemos hacerlos, entonces, es una doble: ¿destapando el conflicto creo que soy fiel a mi mismo Y además creo que el conflicto puede disminuir y por tanto mejorar la convivencia?

Si la respuesta es afirmativa, adelante, digámosle a nuestro compañero de trabajo que estamos hartos de que no cumpla lo que nos promete; pero si la respuesta es negativa, deberemos asumir que es positivo para nuestra suegra tomar decisiones que cada navidad tumban nuestros planes…

La distancia emocional

El grado de apertura, de desnudez que enseñamos de nuestras emociones a otra persona es lo que llamamos «distancia emocional». En cada relación personal que establecemos existen muchos indicadores que desvelan la conveniencia social y personal de mantener una u otra apertura. Hemos de leer bien la relación, el contexto, las consecuencias, los intereses de ambas personas,… y luego, sólo luego, mostrar nuestra distancia; hasta donde queramos.

La distancia emocional no la marca las convenciones sociales; o al menos, no deberían. Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, es realmente adaptativo e inteligente que seamos nosotros mismos los que decidamos dónde, cuándo y con quién abrirnos y hasta dónde.

Es posoble que una excesiva apertura, una distancia corta nos haya favorecido, en un momento dado, un daño, un perjuicio; por no ver la reciprocidad en el otro. Lo deseable, entonces, es recapitular, reflexionar y posiblemente agrandar esa distancia y aprender.

La vida es continuo aprendizaje, es ensayo y error. Es prueba sobre prueba… pero sabiendo que nosotros tenemos el control. Podemos sobreponernos a las derrotas, a los desengaños… y volver a ser nosotros mismos; no es poesía, es realidad.

Los test psicológicos

Las hay de dos tipos fundamentales, atendiendo a su mayor o menor respaldo científico. Los dos deben ser aplicados por psicólogos suficientemente hábiles en su aplicación concreta (los hay de muchos tipos y requieren habildades diferentes).

Unos ofrecen unos resultados que deben ser intrepretados de manera subjetiva. Y los resultados de los otros no están sujetos a criterios subjetivos de «ojo clínico»; sino que se basan en la comparación con otras personas de su grupo normativo: como nuestro cliente.

Este segundo tipo está respaldado por estudios sobre muchos sujetos; que se distrubuyen en la cuva normal o campana de gauss de las ciencias estadísticas; por lo que, dentro del margen de error o desviación típica que poseeen, nos suelen ofrecer una idea bastante acertada de la variable que pretendemos medir.

Los hay que miden ansiedad, depresión, habilidades sociales, adaptación, personalidad, inteligencia «tradicional», inteligencia emocional, clima laboral, habilidades del lenguaje, desarrollo cognitivo, atención, impulsividad, etc.

Debemos utilzarlos con prudencia; y siempre al servicio de los intereses de nuestros clientes; como un medio enfocado a la terapia; y no al conocer por conocer.

La habilidad del psicólogo clínico consiste en el punto medio entre medir, intrepretar, ofrecer recursos, escuchar, acompañar, … y el resto lo hace la persona que tenemos enfrente.

¡Qué proceso increible es la terapia psicólógica cuando se producen determinados cambios en aras del bienestra de la persona; y a raíz de una satisfactoria relación terapéutica!