Los celos infantiles suelen formar parte del desarrollo evolutivo de los niños/as, especialmente cuando nace un hermano /a. Debemos tener presente que es un estado afectivo, en principio, pasajero que se caracteriza por miedo a que el cariño y atención del padre y la madre disminuya.
Es importante tratar el tema no solo tras el nacimiento, que suele ser lo más común, si no antes. Algunas conductas que nos pueden ayudar a prevenir o minimizar los celos pueden ser: informar de la llegada del nuevo miembro, dejarle participar en decisiones relacionadas con su hermano/a (color de la habitación, el nombre…), dejarle escuchar los latidos o ver las ecografías, evitar cambiar sus rutinas… y especialmente darle tiempo para que pueda adaptarse a los cambios de la organización familiar tras el nacimiento.