Hoy, día en el que los profesionales de la psicología celebramos nuestro patrón, Juan Huarte de San Juan (1560-1578), vamos a sintetizar algunas de las ideas y expectativas que aparecieron el pasado sábado en la I Jornada de Debate Clínico organizada por la Comisión de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia, de la que soy miembro. Aforo máximo de la sala: 100 personas; otras 100 se quedaron sin plaza…
Una persona realizaba una demanda concreta y seis profesionales, seis, acudieron sin embargo con una notable actitud conciliadora y a la vez reivindicativa de sus premisas, puntos de vista y enfoques.
Pudieron escucharse enfoques corporales, sistémicos, transaccionales, integrativos, psicoanalíticos, conductuales, de interacción recíproca,… ¿Fue un diálogo de sordos?. No.
Buscamos entre todos los puntos en común, lo que nos une como profesión, al margen de nuestras evidentes diferencias metodológicas, filosóficas, epistemológicas y de enfoque. Lo fácil hubiera sido buscar diferencias, enfrentar, intentar convencer,… pero no.
Creo que atisbamos, aun de lejos, ese tercer espacio del que tan acertadamente nos habla William Ury; y que resulta ser la zona común, el origen y el interés de todos los que acudimos el sábado a esta cita: la salud, el acompañamiento de la persona que acude en ayuda profesional, buscar su bienestar, ayudarle a eliminar sus demandas emocionales que le hacen sufrir, enseñarle a entenderse para mejorar, mantener una relación segura y cálida, mostrar apoyo incondicional,…
Apelamos en varias ocasiones a la metáfora de la casa. La persona que acude a un profesional de la psicología busca poner en orden su «casa». Y cada enfoque entra por una «ventana» diferente, pero todos mantenemos el objetivo de ayudarle a mejorar desde la ética y deontología profesional que nos caracteriza.
Y como todo no iba a ser de color de rosa, también se evidenciaron diferencias radicales en la concepción de ciencia (positivismo versus teoría cuántica), en la evidencia empírica que aporta uno u otro enfoque, etc.
Nuestra satisfacción como comisión fue máxima porque comenzamos a andar un camino de encuentro entre nuestra profesión, históricamente tan poco corporativista. Comenzamos a ver que sí existen espacios compartidos que nos ayudan a soñar con un futuro en el que cada enfoque pueda aportar, desde la sinceridad y la ética profesional, sistemas que mejoren el bienestar de las personas que acuden a nosotros en busca de ayuda.
Me quedo con este paso, con este encuentro entre diferentes con un núcleo en común: la salud de las personas que acuden al psicólogo. Daremos más pasos, seguro.