Soy madre. Tengo un bebé. Algunos me dicen que no es así, que tengo una niña, una persona que ahora es bebé, sí, pero que enseguida, antes de lo que creo, se convertirá en alguien, autónomo, con sus propias decisiones. Que antes de que me dé cuenta será una mujer hecha y derecha con sus propias convicciones.
Me gusta la idea, pero lo que ahora veo es que está totalmente indefensa y depende de mí. Sólo de mí.
¿De qué manera deberé actuar para facilitar, poner todo de mi parte, y ver algún día a esa adulta serena y feliz?
Desde el equipo que formamos en Centro Delta Psicología, creemos que una correcta crianza debería incluir tres pilares (tres patas de una silla que nunca cojea) que identifican una adecuada crianza de un niño o una niña.
Apoyo a la autonomía. Supervisa, estate pendiente, fíjate en lo que hace, pero intenta no hacerlo por ella si es capaz de hacerlo sola. Permítele equivocarse, aprender de sus errores, y rectificar por las consecuencias negativas que experimente; no te adelantes a ellas. Dale tiempo para que sea fiel a sus ritmos, tiempos y plazos; no todas las niñas aprenden al mismo ritmo y velocidad. Permítele tener iniciativa propia, con sus propias ocurrencias y criterios; déjala que sea ella misma.
Provisión de estructura. Arma unas reglas claras y consistentes frente a ella. Que no te pille improvisando, y mantenlas para darle seguridad. Eres su madre y se fija en cómo de segura le haces y dices las cosas; esa seguridad tuya se la vas a transmitir. Ten claro qué pasará si hace esto o aquello; en positivo o en negativo. Preséntale unas consecuencias claras y previsibles a sus actos. Explica y razona tus actuaciones como madre, dáselas a entender, no juegues con la arbitrariedad; pero si ves que se aprovecha, o no quiere aceptar la autoridad, debes dejar de explicar y mostrarte firme, con autoridad. No nos referimos al autoritarismo, la norma por la norma, sino que hablamos de firmeza. Eres la líder, eres su líder, una líder maternal y no es bueno que te vea dudar demasiado.
Tranquilidad. Por último, intenta conservar la serenidad, apóyate en quien te quiere, compagina tu labor de madre con otras áreas de la vida, la pareja, el trabajo, los amigos, los hermanos, compañeras, aficiones,… No todo en la vida consiste en ser madre y lo sabes.
Luis de la Herrán
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica