La relajación está tomando cada vez mayor protagonismo en nuestra sociedad actual. Numerosos estudios demuestran que realizar relajación es beneficioso para la salud, tanto psíquica como física. Existe una gran variedad de técnicas de relajación, sin embargo, debemos encontrar la que se adapte mejor a nosotros/as. Lo que a una persona, una técnica, le puede aportar relajación a otra le puede suponer tal esfuerzo que deja la práctica porque no lo encuentra beneficioso.
Si buscamos definiciones de relajación, encontraremos múltiples significados, pero todas con algo en común: disminución de la tensión, ansiedad o estrés. Así pues veamos cuales son las más comunes:
– Relajación pasiva.
Introducida por Schwartz y Haynes, enfatiza la relajación muscular sin recurrir a la tensión.
Un profesional o terapeuta va guiando a la persona para lograr la relajación. Se va indicando a la persona que centre su atención en diferentes zonas de su cuerpo, para ir relajándolas poco a poco. Para acompañarlo se suele añadir música de fondo.
– Relajación muscular progresiva de Jacobson.
La técnica de Jacobson permite que quien lo practica sea consciente de lo que se siente cuando se contrae un músculo, y cuando éste se relaja.
La relajación de Jacobson, se agrupa por zonas del cuerpo y busca estirar en su totalidad todas las partes del cuerpo.
– Relajación autógena de Schultz.
La relajación autógena se basa en la autosugestión, que se realiza a través de una serie de frases que inducen estados de relajación. Las frases son autosugestiones que suelen girar sobre sensaciones de peso y calor. Siguiendo los pasos del entrenamiento autógeno se regulan los latidos del corazón, se aumentan las sensaciones de tranquilidad y la persona se concentra en la respiración.
– Relajación a través del biofeedback.
Aunque no es una técnica de relajación propiamente dicha, el biofeedback tiene como objetivo que la persona logre llegar aumentar su bienestar.
La herramienta terapéutica del biofeedback facilita que las personas aprendan a influir sobre los procesos involuntarios de su cuerpo. Se basa en el uso de una serie de instrumentos que permiten modificar indicadores fisiológicos del sistema nervioso autónomo, involuntarios, como la tasa cardíaca, la actividad electrodermal o conductividad de a piel, la termorregulación…
La persona se sienta en un sillón y es conectada al aparato de biofeedback mediante unos sensores que se colocan en su piel. Los impulsos eléctricos se registran y pueden ser también visualizados en una pantalla.
Una vez interpretados los datos obtenidos, se puede comprender qué procesos internos se desencadenan cuando una persona tiene ansiedad o altos niveles de estrés.
En lo que respecta a la relajación, el biofeedback permite que la persona conozca sus niveles de activación y pueda aprender a inducir estados de relajación corporal.