Ya volvimos. Experiencia gratificante. Como siempre, pueden más las experiencias enriquecedoras que las soporíferas presentaciones mal llevadas de algunos colegas… de todo hay.
La organización de la www.aepc.es fue correcta en cuanto al tema relativo a la intendencia. Algunos invitados de gran renombre como Stephen Haynes no defraudaron; pero otros como Hans Eysenck sí lo hicieron. Vuelve a comprobarse que nada tiene que ver la capacidad investigadora y la visión clarificadora de los comportamientos humanos, con la habilidad de comunicar.
Se agradeció a Geoffrey M. Reed la clara exposición de la futura CIE-11 (que saldrá en 2015) y sus diferencias con el DSM-5 recién salido al mercado en EE.UU la semana pasada. Ya no tengo dudas en abandonar la clasificación americana y pasarme a la de la Organización Mundial de la Salud.
La ponencia de los portugueses con José Lucas a la cabeza sobre las aplicaciones móviles para la evaluación e incluso intervención en psicología resultaron ser una pequeña aportación a una realidad inmensa que a partir de ahora se nos abre y que seguro que tendrá un notable desarrollo: casi el 50% de las personas en España tiene un smartphone.
Las ponentes de la UPV no defraudaron, y con Carmen Maganto a la cabeza supieron comunicar excelentemente sus resultados respecto al sexting y redes sociales que hoy en día están viviendo nuestros adolescentes.
Zaida Robles, del programa EMPECEMOS, próximamente publicado por TEA, hizo una precisa presentación de este prometedor programa de entrenamiento grupal para padres y madres en estrategias de modificación de conducta y algo más.
El propio director de la AEPC, Gualberto Buela Casal, estuvo a la altura de su cargo y su experiencia, y nos aporto datos útiles en aspectos del insomnio.
Mª Jesús Álava tampoco defraudó, y volvió a comunicar con eficacia y sentido del humor: a través de las emociones; así se aprende.
Una pena no poder asistir a todas las exposiciones, simposios, conferencias,… por coincidir en el tiempo.
La mayoría de los investigadores noveles o cuasi-noveles que expusieron sus trabajos, evidenciaron más su interés en los puntos que les suponen estas exposiciones que su deseo de transmitir los conocimientos, la inmensa mayoría no supieron sintetizar sus conclusiones en el tiempo dado ni dejaron espacio para el diálogo.
Al finalizar se nos convidó a próximos encuentros en Sevilla y Lisboa con vídeos promocionales cargados de imágenes sexistas; una pena. Un último fallo difícilmente digerible: no hubo evaluación del congreso mediante ningún tipo de cuestionario o similar. ¿Cómo conocerá la organización del congreso y los propios ponentes de las más de 700 comunicaciones sus puntos fuertes y débiles para poder enriquecer sus trabajos y exposiciones?: incomprensible.
Y para terminar, agradecer a Alba, Eli, Uxua, Alejandra y a los demás compañeros y compañeras con los que tuve el gusto de coincidir y cuyos nombre se me pierden en el olvido, los momentos de relax y de contraste de experiencias profesionales entre café y comida siempre tan enriquecedoras.